contaminacion ambiental

La contaminación atmosférica ha traído a nuestras vidas una serie de desventajas que van más allá de lo puramente medioambiental. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en España mueren anualmente unas 10.000 personas por causas derivadas de este tipo de contaminación, y 7 millones a nivel mundial.
Este organismo internacional calcula que 9 de cada 10 personas en el mundo respiran aire contaminado, exponiéndose a las partículas PM, las más finas y peligrosas para la salud. De esta manera, se cuelan en nuestro torrente sanguíneo afectando a muchos de nuestros órganos vitales, provocando fallos en la salud y en la calidad de vida de las personas.
Aumento de alergias, agravamiento de enfermedades respiratorias y cardiovasculares e, incluso, cáncer, tienen un estrecho vínculo con los niveles de CO2 y NO2 que se acumulan en la atmósfera. De hecho, desde la OMS se ha advertido de que la mala calidad del aire también empeora el pronóstico de la Covid-19.
Una realidad reafirmada por un estudio reciente publicado en Cardiovascular Research, que asegura que cerca del 15% de las muertes en todo el mundo por esta enfermedad podrían atribuirse a la exposición prolongada a la contaminación del aire.
Pero, ¿cuáles son los órganos que pueden verse más afectados por la polución?
Pulmones
En general, el sistema respiratorio es uno de los grandes afectados. Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), la llegada de sustancias contaminantes al aparato respiratorio actúa directamente sobre la superficie de la mucosa nasal y bronquial y provoca fenómenos inflamatorios que se traducen en la aparición de síntomas como tos, expectoración o disnea.
"La exposición a largo plazo a contaminantes ambientales puede facilitar la aparición de enfermedades respiratorias crónicas, tumores, etc.", aseguran desde Separ. Con ello pueden verse más afectados, por ejemplo, las personas mayores y los niños, perjudicando a su rendimiento metabólico durante la infancia y la adolescencia, por su mayor frecuencia respiratoria.
También aquellas personas con patologías preexistentes, como asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), con cardiopatías o arteriosclerosis, cuyas dolencias pueden agravarse si se exponen a la contaminación atmosférica. Y, por tanto, requerir de mayor atención sanitaria, mayor cantidad de medicinas y un aumento de ingresos hospitalarios.
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